A los estudiosos de la Astrología Moderna nos gusta decir que nuestra ciencia es un Saber Antiguo y, al mismo tiempo, una moderna Ciencia Social y, aunque pueda resultar contradictoria, esta afirmación es para nosotros rigurosamente cierta y con ella estamos comprometidos.
La Astrología como Antigua Ciencia de la Observación, estudia los movimientos de los cuerpos celestes del Sistema Solar y se ocupa de encontrar la sincronicidad entre los acontecimientos celestes y los acontecimientos humanos sobre la Tierra. Este principio básico, denominado principio hermético, se resume en la célebre frase:
Así como es arriba, es abajo
Por tanto, la Astrología considera al ser humano como un microcosmos estrechamente relacionado con nuestro macrocosmos más cercano, es decir, el Sistema Solar en el que habitamos.
La Astrología, llamada también Ciencia de las Ciencias, forma parte de los Conocimientos Antiguos y de la Tradición Mitológica de múltiples culturas. Desde el inicio de las civilizaciones, los seres humanos hemos mirado al firmamento nocturno preguntándonos cómo estará construido y qué lugar ocupamos en él. Podríamos remontarnos hasta el Paleolítico Superior en Europa Occidental para encontrar evidencias de calendarios lunares grabados en los petroglifos de la cornisa cantábrica: aquellos hombres ya observaban la Luna y conocían sus ciclos.
Pero la primera prueba inequívoca de la observación sistemática del cielo la tenemos en la civilización Caldea y es de hace 4000 años. Los caldeos, antiguos habitantes del actual Irak, estudiaron los cielos para mejorar sus tareas agrícolas, ganaderas o de navegación. La más antigua carta astral que ha llegado a nuestros días es de 1200 A.C. y está realizada sobre una tabilla de arcilla que se encontró en Babilonia. En aquella época los astrólogos-astrónomos realizaban sus observaciones desde los templos escalonados, los zigurats, hacían sus pronósticos y diseñaban los calendarios.
El saber de Babilonia traspasó las fronteras y se difundió, tanto hacia la India y Oriente, desarrollando la compleja astrología hindú, como hacia Occidente influyendo sobre griegos, egipcios y, posteriormente, sobre la astrología romana. Así la Astrología Mediterránea, tradición a la que pertenecemos todos los astrólogos occidentales, puede definirse como
Un crisol de conocimiento entre los pueblos de Oriente y Occidente
Pero además, la Astrología Moderna es una potente Ciencia Social, que ha incorporado a sus cálculos astronómicos la rapidez de los ordenadores y que utiliza los modernos conocimientos de la Astronomía y de la Estadística para la obtención de datos.
La Astrología se ha visto fuertemente potenciada durante el siglo XX con el desarrollo de la Psicología y de la Medicina moderna. Su capacidad de análisis se ha visto multiplicada y el servicio que puede dar a los seres humanos, para ahondar en la comprensión del mundo en el que vivimos, es muy importante.
La interpretación astrológica nos permite comprender mejor a los demás y flexibilizar nuestras posturas ante los otros. Es fascinante estudiar el “universo interno” de un ser humano a partir de las relaciones cósmicas de su tema natal. De la mano de la Astrología, los ciclos de la vida cobran un intenso sentido y el conocimiento hace crecer a las personas. De esta forma, los astrólogos serios podemos colaborar en el gran proyecto humano, siendo fieles a la máxima
Conócete a ti mismo
Los astrólogos modernos estamos superando una importante barrera social y en nuestro trabajo se está desarrollando una gran revolución. En la antigüedad, sólo los reyes disponían de astrólogos entre sus consejeros personales; ahora todos nosotros, ciudadanos de a pie, podemos disponer de este Antiguo Saber como herramienta de consulta.
Esta potente Ciencia Social está dispuesta a trabajar para nuestro desarrollo integral como seres humanos, con el objetivo de hacernos más conscientes de nosotros mismos y, por tanto, más libres.
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