Es invierno,
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Tiempo de latente oscuridad en el hemisferio norte.
Y sin embargo, quiero creer en la Luz.
Hay mucha Luz en las esperanzas de los hombres y de las mujeres que pisan con cuidado la escarcha de las aceras, de los caminos, mientras van y vienen de los problemas cotidicanos a sus sueños y retorno a los problemas.
Es tiempo de arrebujarse en mantas, en afectos, y sentirse a salvo en la cueva protectora de nuestra reflexión.
Es tiempo para callar las amarguras y mirar con esperanza al horizonte lejano por donde (y esto es astronomicamente casi seguro) el nuevo día amanecerá.
Miramos hacia nuestro Ascendente esperando ver el alba de nuestras oportunidades. Esperando ver emerger nuestros sueños en formas materiales, claras y nítidas.
Sí esperamos un milagro, esperamos el amanecer y que nuestro día a día, cotidiano, esforzado y muchas veces rutinario, se alumbre con el calor de una Buena Estrella ascendiendo por el Horizonte Este.
Y que mejor estrella que nuestro Sol personal!
¡Nativos de los 12 signos solares, atentos porque el solsticio ya quedó muy atrás y llegó
Sí, la Luz se dá media vuelta y gana la partida a la noche. Mañana amanecerá un poco antes! Y los días se irán alargando paso a paso.
No importa que el frío intenso del invierno nos lagrimée los ojos, que las escarchas blancas de febrero se escondan en los rincones de nuestras calles y que la niebla cubra nuestras ventanas.
El cielo nocturno es maravillosamente nítido y las estrellas del Cinturon de Orión, como joyas que adornan el rostro de los dioses, destellan inmensas en la oscuridad clara de las noches invernales.
Y Júpiter, transitando sobre el cielo de Cancer, hermoso, altivo, inmensamente blanco nos acompaña. Invierno, tiempo en el que la LUZ GIRA y como el navío en el mar de nuestra vida, enfrenta el futuro con viento nuevo.
En esta crisis profunda e injusta que estamos viviendo, quiero levantar mis ojos al Horizonte Este y esperar la salida del Sol de la primavera, una vez más en el ciclo de nuestra vida
Tiempo de latente oscuridad en el hemisferio norte.
Y sin embargo, quiero creer en la Luz.
Hay mucha Luz en las esperanzas de los hombres y de las mujeres que pisan con cuidado la escarcha de las aceras, de los caminos, mientras van y vienen de los problemas cotidicanos a sus sueños y retorno a los problemas.
Es tiempo de arrebujarse en mantas, en afectos, y sentirse a salvo en la cueva protectora de nuestra reflexión.
Es tiempo para callar las amarguras y mirar con esperanza al horizonte lejano por donde (y esto es astronomicamente casi seguro) el nuevo día amanecerá.
Miramos hacia nuestro Ascendente esperando ver el alba de nuestras oportunidades. Esperando ver emerger nuestros sueños en formas materiales, claras y nítidas.
Sí esperamos un milagro, esperamos el amanecer y que nuestro día a día, cotidiano, esforzado y muchas veces rutinario, se alumbre con el calor de una Buena Estrella ascendiendo por el Horizonte Este.
Y que mejor estrella que nuestro Sol personal!
¡Nativos de los 12 signos solares, atentos porque el solsticio ya quedó muy atrás y llegó
EL TIEMPO EN EL QUE LA LUZ GIRA,
Sí, la Luz se dá media vuelta y gana la partida a la noche. Mañana amanecerá un poco antes! Y los días se irán alargando paso a paso.
No importa que el frío intenso del invierno nos lagrimée los ojos, que las escarchas blancas de febrero se escondan en los rincones de nuestras calles y que la niebla cubra nuestras ventanas.
El cielo nocturno es maravillosamente nítido y las estrellas del Cinturon de Orión, como joyas que adornan el rostro de los dioses, destellan inmensas en la oscuridad clara de las noches invernales.
Y Júpiter, transitando sobre el cielo de Cancer, hermoso, altivo, inmensamente blanco nos acompaña. Invierno, tiempo en el que la LUZ GIRA y como el navío en el mar de nuestra vida, enfrenta el futuro con viento nuevo.
En esta crisis profunda e injusta que estamos viviendo, quiero levantar mis ojos al Horizonte Este y esperar la salida del Sol de la primavera, una vez más en el ciclo de nuestra vida
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